Come As You Are: La Historia de Nirvana / Autor: Michael Azerrad / Editorial: Contra
De todo lo que hay escrito sobre Nirvana, esta deidad biográfica y perfectamente titulada Come As You Are: La Historia de Nirvana, se lleva la palma por adentrarnos en un mundo solo reservado a quien ha compartido confidencias a pie de banda, desde (incluso antes de) su gestación hasta la publicación de su último álbum de estudio, sumando con ello otro tanto más, ya que uno se encuentra ante la única obra literaria a la que el trío (que incluso llegó a ser cuarteto) ha dado su aprobación, expandiendo así ese halo de creatividad pasional que envuelve su música y el extrarradio de ésta, respondiendo dicha perfección a la destrucción salvaje de sus instrumentos al finalizar la mayoría de los conciertos.
El abanderado del underground lingüístico, Michael Azerrad, a la vez que viejo conocido de la editorial Contra (Nuestro Grupo Podría Ser Tu Vida), describe sin fade-outs las entrañas de su universo, dando parte de la crudeza vivida, junto con los dimes y diretes que en él se daban, para meterse en terrenos pantanosos de carácter despiadados a la par que honestos, dejando la vergüenza del salseo para otros, y dando, eso sí, buena cuenta de cómo se gestó el fenómeno que ha cambiado las reglas del juego de la industria musical, provocando que el mainstream divisara las patas tan cortas de su propuesta y se dejaran de juguetes rotos por el camino, algo a lo que contribuyó de sobremanera la escena de la época, con nombres tan ilustres como Sonic Youth, Soundgarden, Mudhoney, Black Flag e incluso Hole, el grupo de Courtney Love, la esposa de Kurt Cobain, quien lucho por la mujer de aquella manera tan suya y a la que él, un adelantado a su época, valoraba hasta el punto de participar de los inicios del movimiento riot grrrl, traspasando así su química lo cadencioso.
La voz de Kurt es indispensable para entender su éxito, al igual que la ansiada potencia de Dave Eric Grohl y la cohesión invisible de Krist Anthony Novoselic, lo que les ha permitido, primeramente, llegar a un éxito con el que ha lidiado hasta aborrecerlo, segundo, poder hacer el disco de sus ideales musicales y tercero, construir una familia en la que los egos siempre han quedado atrás, señal de victoria ante una maquinaria que cuando se convierte en un trabajo y deja de ser un hobby, produce el vaivén de emociones perfectamente explicado a lo largo y ancho de este escrito.
La tristeza y la utopía de la soledad de su líder, personalizada en un mundo de adultos, junto con sus archiconocidos dolores estomacales, las drogas, la depresión, las presiones propias de las discográficas, así como la suya propia por contentar a su público, incluso el pesimismo sarcástico (o no) al que iban derivando sus canciones y la fama que nunca quiso adquirir (ojo a los créditos de Bleach), eran las angustias que se iban conjugando en presente en su vida y posibles respuestas a su muerte, no pudiendo hacer nada por salvarle ese Dr. Jekyll suyo particular, que le mostraba como el muchachito que se quedaba con los entrevistadores, disfrutaba de su propia familia y se preocupaba por sus fans, a quienes, su último viaje al cielo de Aberdeen, les ha arrebatado el sentir de la generación noventera, convirtiéndose además, en el final de un recorrido que, originalmente, esta obra no dibujaba.
Título: El verano irrespirable / Autora: Marion Brunet / Editorial: Crossbooks
El relato de la vida de dos hermanas adolescentes y el precoz embarazo de la mayor de ellas, sirve a la autora para presentarnos la descarnada fotografía de una localidad situada en la región francesa del Midi.
La obra ha sido clasificada como novela negra y en Francia ha conseguido galardones como el Grande Prix de la Littérature Policière, pero considero que se trata más de un retrato social donde los hechos narrados podrían suceder en otras regiones europeas inmersas en situaciones análogas.
Las protagonistas principales, Jo y Céline, viven con sus padres, él de ascendencia española, en una población del sur francés. La región sufre un cierto desdoblamiento de personalidad. Por un lado, se ha convertido en paraíso de verano para adineradas familias parisienses; por otro, es un nido de conflictos cada vez menos soterrados para quienes viven ahí todo el año. La autora consigue dibujar perfectamente el choque que hace décadas viene produciéndose entre la tradición francesa y las diversas culturas propias de las sucesivas hornadas de migrantes. Además, también se pone de manifiesto la sensación que tienen determinadas regiones de un país, alejadas de los centros de decisión política.
Brunet consigue mostrar una realidad compleja, donde lacras como el racismo y el machismo impregnan el devenir diario. Esto tiene un efecto multiplicador sobre las inseguridades, miedos y rabias de los personajes que viven siempre en un estado emocional precario, en el que los sentimientos a flor de piel amenazan con romper las pequeñas treguas conseguidas.
La autora pone de manifiesto otro punto interesante en el libro: la desigualdad creciente entre dos perfiles sociales. La brecha existente entre los ricos visitantes del centro del país, que mantienen lujosas casas para aprovecharlas unos pocos días el año, y los habitantes de esta zona del Midi aumenta año tras año. Quienes reciben las visitas veraniegas ven llenos de resentimiento como hay un mundo al cual no tendrán nunca acceso por mucho empeño que pongan, hecho que multiplica el sentimiento de zona abandonada y desprovista de oportunidades reales para aspirar a una vida mejor.
Hay que destacar que Marion Brunet consigue que la lectura no sea una experiencia deprimente a pesar de que, con excepción quizás de los adolescentes de familias ricas, ningún personaje es feliz. Nadie se siente satisfecho con lo vivido, ni cree que se merezca el presente que está sufriendo ni el futuro que intuye. Solo pequeños brotes de esperanza adolescente en las hermanas abren una rendija en el negativo pulso vital de la localidad.
El título de la novela nos remite al combate que libran el verano y la repetición del pasado. Brunet nos sitúa en el periodo de más calor donde parece que se pueda equilibrar la contabilidad emocional del año, lastrada por las amarguras del frío de los primeros meses transcurridos. Sin embargo, también está presente la recurrencia de situaciones pasadas que vuelven como una maldición: escenas ya vividas tiempo atrás que acaban calcando personajes más jóvenes, como si la genética familiar no hubiera aprendido nada en décadas.
La novelista francesa consigue, con el duro material descrito, hacernos sentir el calor de un verano que está condenado a repetirse, quién sabe cuántas veces más. Jugando con una prosa ágil y un ritmo rápido, potenciado por la corta longitud de los capítulos, nos describe la vida cotidiana de un grupo de personajes la existencia de los cuales es una sucesión de golpes, despiadados en ocasiones, que no podemos dejar de seguir conteniendo la respiración. Un panorama donde diferentes clases de violencia se ponen de manifiesto con la crudeza justa, explicadas milimétrica y quirúrgicamente, lo que aleja a la autora de caer en excesos.
Marion Brunet nos ha obsequiado con una obra que no deja indiferente y que merece sin duda ser leída: una radiografía feroz de un trocito del mapa de Europa que tenemos muy cerca.
Santiago de Villa
The Stooges: Combustión Espontánea / Autor: Jaime Gonzalo / Editorial: Libros Crudos
12 años después de su primera publicación, Jaime Gonzalo y, por ende, Libros Crudos, expanden The Stooges: Combustión Espontánea, con una nueva edición donde la magia de Iggy Pop y los suyos, traspasa el umbral del siglo XXI, haciendo así suya la historia y el legado del mismo, derribando unas fronteras que en las décadas anteriores jamás hubieran imaginado, de ahí el hecho de utilizar en la portada el símbolo del leopardo, asociado indudablemente al carácter de su figura individual, rugiendo más que nunca cuando es capaz de sacar su lado más animal, normalmente encima del escenario, incluyendo dicho revuelo desnudos, peleas con el público, lluvia de objetos, desalojos y unas fiestas salvajes post-conciertos, que no han hecho más que aumentar el mito y la vanidad a su alrededor, aunque el de Michigan, siempre ha estado rodeado de unos compañeros de viaje, cuyo sonido, solo ha sido encontrado por sus manos originales a la hora de alcanzar el estado zen.
Su historia, como la de tantas otras bandas, ha hecho correr ríos de tinta negra debido al conglomerado de egos internos y externos para con bandas rivales, adiciones, malas compañías e influencias, excesos, éxitos y caídas, mezclados todos ellos con rock & roll, punk, el libertinaje de los 70’s, así como personajes influyentes del calibre de David Bowie, Elton John o Keith Richards (el diablo los cría y ellos se juntan), por cuya obra y gracia llegan a telonear a los Rolling Stones. Y es que en aquella época solo sucedía el hoy, de ahí que salvar su culo fuera lo primordial y cualquiera de ellos vendiera su alma al mejor postor, nada de extrañar cuando la autodestrucción, el malvivir y tocar en cuchitriles, podía llamar a su puerta en cualquier momento. En este aspecto, la perspectiva del tiempo ha dictaminado que se debatían por migajas hechas dólares, a tenor de como resuena su nombre por todo el planeta tierra. Sin embargo, son conscientes de que estos hechos, necesarios para ser lo que son, los han llevado por una montaña rusa de subidas y bajadas, veredicto otorgado por las listas de éxitos y la prensa, que han condicionado su carrera y los han hecho resurgir de sus cenizas, cual ave fénix, todas las veces que han sido necesarias, recayendo la culpa aquí, por suerte, a la verdadera creencia de que lo que tenían entre manos era una obra de arte, y no solo por el himno que es ‘I Wanna Be Your Dog’. No todas las bandas tienen su propio museo, Stooges Wax Museum.
Su rebelión contra la vida burguesa es la revolución que Iggy Pop, Ron Asheton, James Williamson y Scott Asheton, han querido dejar como legado, incluyendo aquí discos encontrados y perdidos, léase bootlegs, sesiones, conciertos en vivo y rarezas, que cuentan lo que fueron en cada momento, encargándose otros miembros esporádicos o amigos como Danny Fields o Lester Bangs, de narrar en tercera persona los detalles más significantes, poniendo el grito en el cielo en aquellos momentos en los que como grupo, podían haber muerto, pero ya se sabe que mala hierba nunca muere, de ahí que, e incluyendo sus aciertos, fallos, desgracias y victorias, la banda ha saboreado las mieles del éxito cuando han entrado en juego los 90’s, gracias Sonic Youth, provocando un despegue a partir del cual, se han fijado las bandas de nueva generación y que ha supuesto ponerles en el sitio que los corresponde, favor que nuestro indudable protagonista devuelve, al sacarlas en su programa de radio para la BBC Radio 6 Music, Iggy Confidential.